viernes, 26 de diciembre de 2008

EN BUSCA DE LA LA RECONCILIACIÓN ENTRE VIDA MODERNA Y BIOENERGÍA HUMANA


Reconozco que no es nada sencillo abordar una temática de esta naturaleza sin toparse con los habituales escollos que acechan en cada rincón del encuadre intelectual y en cada movimiento creativo destilado de la incesante interactuación neurológica, cuyos impulsos eléctricos, inducidos por la inquietante, abundante, compleja e incesante información que penetra en esa masa encefálica, son el motor del vehículo humanoide, hecho, según citan los adeptos a los créditos que no admiten más lógica que la de la fe a ciegas en un componente supremo, de dimensiones divinas, que se escapan a nuestro entender, por mucho que nos hayamos devanado los sesos en pretender formular una idea más o menos acorde a unas normas de búsqueda e investigación, contempladas y acordadas en su día por la comunidad científica, como la lógica, la ciencia exacta, y con la esperanza de que algún día, lográsemos una plena reconciliación entre todos y cada uno de los elementos que forman nuestro ser y los que nos rodean; en definitiva, el espacio y el tiempo donde es menester movernos y evolucionar en distintas facetas de nuestro ciclo vital. En consonancia con esta labor tan ardua que es la reflexión, tanto activa -pensamiento consciente y racional, con alguna que otra influencia relacionada con las convicciones personales de cada uno de nosotros, llámense,éticas y morales de tendencia socio-cultura-,como pasiva -la fase onírica, donde el cerebro se relaja, pero jamás pierde fuelle, ni siquiera cuando está siendo pasto de una de las más feroces y virulentas patologías neuro-degenerativas como el Alzheimer,cuyas despiadadas llamas devoran las diminutas e interactivas neuronas,reduciéndolas a cenizas de tal modo que todo nuestro ser se tambalea de una forma drástica, dejando al descubierto lo inexecrable que es disponer de esa masa cognitiva-.Aun así,y pese a la mala leche que caracteriza la anteriormente citada patología, el cerebro humano aún está en condiciones, mermadísimas(es obvio)de conservar unos mínimos resquicios de conciencia o unos efímeros y resplandecientes chasquidos neuronales que se traducen,de higos a brevas,en unos felices y lúcidos instantes donde el ser afectado se verá capaz de reconocer el rostro de un ser querido o, sencillamente, quejarse de algo. Es un milagro de la naturaleza, un misterio que somos incapaces de descifrar. No me cabe ni la menor duda de que formamos parte de un todo,de este cosmos,este universo de infinitas e inabarcables confines.Somos un elemento bioplasmático,que vibra a nivel energético en armonía con todo el espacio que nos rodea y que moldea nuestro comportamiento e influye activamente en lo que sentimos. Es menester hacer un especial hincapié en la imperiosa necesidad de estar en completo equilibrio con ese entorno,tanto tangible(en su composición material) como intangible (sutil, espiritual, etéreo etc...) con el fin último de evitar los conflictos que nos acechan a cada paso que damos y por cada decisión que tomamos.Conocernos a nosotros mismos,adentrarnos en lo más recóndito de nuestro ser, no deja de ser un ejercicio de obligado cumplimiento.Disponemos de un sinfín de medios que están a nuestra disposición y que nunca han sido popularizados ni mucho menos divulgados como lo están siendo en la actualidad.Es verdad que es harto difícil reconciliar,o por lo menos ,disminuir el nivel de apego y dependencia que tenemos la gran mayoría de nosotros hacia ciertos elementos que se han hecho imprescindibles para llevar a cabo nuestro quehacer diario,dejando de lado la otra mitad que completa ese ente vivo y en continua vibración con la naturaleza que somos nosotros.Reconciliar vida moderna y el bien estar bioenergético para vivir en paz y armonía es posible,siempre y cuando sepamos valorar cada componente en su justa medida ,y así salir del atolladero,de la trampa en la que se ha metido la humanidad.El desarrrollo material no está,a mi humilde entender, reñido con la evolución de la calidad espiritual y humana sino que debería ser un factor,a todas luces, enriquecedor.

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